Los profesores no tenemos muy buena memoria, para retener
nombres o apellidos. ¿Y a qué se debe? Imaginen: 10 cursos de 25 alumnos,
aproximadamente. La suma es de 250 nombres y apellidos. Ahora, multipliquen
esta cifra por 10 años: 2500 nombres y apellidos. ¿Y por 20? 5000. Es decir,
que, aunque quisiéramos, nuestro cerebro no guardaría tanta información, que ya
no le resultara importante, porque debe retener la cifra actual, la del
comienzo de esta hipótesis: 250, en un año.
Ahora, estoy lista para contar esta anécdota. Hace unos años,
como tantos otros, no esperaba ninguna sorpresa o regalo, el Día del Profesor,
como sí lo esperan las “seños”, las maestras de Escuela Primaria. Es otro
vínculo que se establece, con el alumno. Ven a sus maestros todos los días,
durante 4 horas. A los profes nos ven, con suerte, 4 horas semanales, o, a
veces, 2. Algunas veces, 3. Y ese día, ya había saludado y despedido a mis
chicos, para que salieran al recreo. Después, venía otro profe. Mientras
juntaba mis cosas, se me acercó una de mis alumnas, con algo, envuelto.
- ¡Feliz día, profe! - Su
carita brillaba, como el reflejo que entraba, por la ventana. Y mi sorpresa y
alegría, seguro que también, brillaban. Me había cocinado una torta de chocolate, rellena con mermelada de frutilla y decorada con dulce de leche y granas. Es como una foto, en mis recuerdos.
Y, aunque no recuerdo su nombre, la recuerdo a ella. Y está
en mi corazón.
19-07-2020
Profe Gabriela Cocchi De
Santis

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