Una
compañera del Profesorado confesó haber leído Rayuela, de la forma
tradicional: desde el capítulo 1 hasta el 56, en orden cronológico, como Dios
manda.
Sin embargo, desafiando el mandato
divino, otros nos atrevimos a seguirle el juego a Cortázar, y leímos la novela
“a los saltitos”, como mandaba el
Tablero de Dirección.
El mismo Cortázar nos da la pista, en el
capítulo 53: “El 56 acaba de morir esperadamente
en el segundo piso.”
Dije que mi compañera había leído la
obra, de la forma tradicional, que terminaba en el capítulo 56. Si consideramos
que el significado de este número, en la quiniela argentina, es “la caída”, que la novela está dividida
en tres partes, que tiene 155 capítulos y que el capítulo 56, además de dar
término a la I parte, da comienzo a la II parte, podemos decir que Cortázar no
hablaba de otra cosa que de la caída
de la novela tradicional, y que el
segundo piso es, precisamente, la segunda
parte.
Reformulemos lo dicho, anteriormente: La
novela tradicional acaba de morir- como era de esperarse- a partir de la
segunda parte, para el lector privilegiado que ya esperaba un cambio y se
animaba a jugar a la Rayuela.
GABRIELA COCCHI DE SANTIS

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