Camina, niña, camina.
Camina bajo del agua.
La lluvia vino a
lamerte
los pies, mientras
caminabas.
Mientras cruzabas la
plaza
caminando bajo el agua,
los recuerdos se
corrían
sobre tu campera larga.
Camina, niña, camina.
Camina bajo del agua.
Los charcos y la
llovizna
se movían con tu
andanza.
Las gotas te recorrían
tu cuerpo, que se
asomaba
por debajo de tu
abrigo,
buscándote la piel
blanca.
Camina, niña, camina.
Camina bajo del agua.
Caminabas muy despacio,
haciendo temblar el
agua,
porque tu cuerpo
temblaba,
no de frío. Sí, de
ansia.
Camina, niña, camina.
Camina bajo del agua.
El color de tus
mejillas
a tu pelo semejaba.
Te ardía el amor. El
agua
mojándolo, lo calmaba.
Camina, niña, camina.
Camina bajo del agua.
Que no te importe la
ropa.
Camina bajo del agua.
Empapado el corazón,
con las gotas que
flotaban,
los latidos te salían,
por tus mejillas
rosadas.
No te esperará un
amante
-camina, niña del
agua-,
pero te lo imaginabas.
Por eso, niña, camina.
Camina bajo del agua.
16/10/2019
GABRIELA COCCHI DE SANTIS
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