- ¡El lobo! ¡El lobo!- gritó la primera noche el Pastor.
Todos oyeron sus voces, pero se quedaron quietecitos en sus casas, pensando: "No es asunto mío". Y el lobo devoró las ovejas del Pastor.
- ¡El lobo! ¡El lobo!- volvió a gritar el Pastor, la segunda noche. Pero todos, habituados a aquellos gritos, siguieron durmiendo. Y el Lobo devoró al Pastor.
La tercera noche nadie gritó: ¡El lobo! ¡El lobo!
Y esa noche, todos tuvieron un Lobo en sus casas.
Fabulillas

No hay comentarios:
Publicar un comentario