sábado, 5 de septiembre de 2020

RIMA 26, de GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

 


Tú eras el huracán, y yo la alta

torre que desafía su poder:

¡Tenías que estrellarte o que abatirme!

¡No podía ser!

 

Tú eras el Océano, y yo la enhiesta

roca que firme aguarda su vaivén:

¡Tenías que romperte o que arrancarme...!

¡No podía ser!

 

Hermosa tú, yo altivo: acostumbrados

uno a arrollar, el otro a no ceder:

la senda estrecha, inevitable el choque…

¡No podía ser!

 


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