Ser feliz:
cómo alcanzar la felicidad
Este
artículo se propone explicar qué dice la psicología sobre estas dos preguntas:
qué es la felicidad y qué hacer para ser felices. La psicología clínica se ha
centrado en paliar el sufrimiento psicológico, pero actualmente estas
cuestiones que las han abordado la psicología positiva y también la terapia de
aceptación y compromiso. Desde ellas se plantea qué es la felicidad y qué
podemos hacer para ser felices.
El problema: ¿Es la falta
de sufrimiento la felicidad?
Cuando
sufrimos un problema psicológico llegamos a pensar que cuando desaparezca el
sufrimiento que produce vamos a alcanzar la felicidad. Pero ¿es eso cierto?
Cuando preguntamos a nuestros pacientes qué harán cuando superen la ansiedad o
depresión o nuestro sufrimiento, que les está llevando tanto esfuerzo
conseguirlo, muchas veces les parece una pregunta inútil que nunca se han
planteado responder más que con una frase obvia: “Ser feliz”. Pero la
felicidad no es solamente la ausencia de sufrimiento, si no existiéramos no
sufriríamos; pero tampoco seríamos felices, no sentiríamos ni alegría, ni amor,
ni ninguna emoción positiva, ni tampoco felicidad.
La
felicidad no es solamente la ausencia de sufrimiento
La
psicología clínica se queda muchas veces en el punto de paliar el sufrimiento
del paciente, sin preocuparse por hacerle feliz. Por eso es conveniente que nos
planteemos qué es la felicidad y qué podemos hacer para ser felices, para
luchar por ello en una visión más completa de lo que la psicología clínica
puede aportar a nuestra vida.
Qué es la felicidad
La
felicidad es un concepto resbaladizo, no hay una definición clara de ella,
actualmente el concepto de felicidad es más una teoría que un recetario sobre
como alcanzarla (Hefferon y Boniwell, 2011). La psicología positiva ha dividido
el problema de estudiarla en conceptos más sencillos y más asequibles, como bienestar
o calidad de vida y, entre otras cosas, se ha centrado en investigar las
emociones positivas, que lógicamente tienen que estar ligadas a la felicidad.
Así Seligman (2002) en su libro Authentic Happiness se refiere
a la vida placentera que es una vida que maximiza las emociones
positivas y minimiza el dolor y las emociones negativas, como parte de la
felicidad.
Seligman
las estudia en tres periodos de tiempo: en el pasado, de donde surgen alegría,
satisfacción y serenidad; en el presente, en el que surgen los placeres
corporales, que son momentáneos y requieren aprendizaje y educación; y las
emociones referidas al futuro entre las que están el optimismo, la esperanza y
la fe.
Pero
Seligman no se queda en el aspecto temporal de la felicidad, nos enseña que
existen tres tipos de felicidad:
La
felicidad hedonista, es decir, la vida placentera,
unida a los goces de la vida. Las emociones positivas son centrales en esta
visión de la felicidad, que ve el placer como una de sus fuentes. Entre las
emociones positivas que se generan en la búsqueda del placer cita
Sligman: la alegría, la gratitud, la serenidad, la esperanza, el orgullo, la
diversión, la inspiración, la sorpresa y el amor.
La
felicidad que sentimos cuando estamos poniendo en marcha nuestras capacidades,
comprometidos en una tarea que nos absorbe. Sentimos
entonces que el tiempo se detiene, nos sentimos fluir. La sensación de fluir en
la tarea hace que el tiempo transcurra veloz y las emociones positivas surgen
cuando acabamos la tarea.
La
felicidad de hacer algo que da sentido a nuestra vida. Se trata de hacer algo por alguien o por algo que consideramos que tiene
un valor superior a nosotros mismos (Dios, la humanidad, los hijos, un ideal,
un partido, etc.). Puede haber sufrimiento en lo que hacemos y las emociones
positivas surgen cuando valoramos lo que hemos hecho o lo que estamos haciendo,
que estará muy por encima de lo que hemos sufrido.
Para estudiar la felicidad la psicología se centra en el estudio de las emociones positivas como medio de alcanzar la felicidad y considera que surgen asociadas al placer y también al compromiso con nuestros valores y a dar sentido a nuestra vida.
En
resumen, para estudiar la felicidad la psicología positiva se centra en el
estudio de las emociones positivas como medio de alcanzar la felicidad y
considera que surgen asociadas al placer y también al compromiso con nuestros
valores y a dar sentido a nuestra vida.
Las emociones positivas
Todas las
emociones nos desencadenan automáticamente disposiciones a actuar (Frijda,
1986). Lo hacen generándonos impulsos que tendemos a seguir. William James, a
finales del siglo XIX, ya nos enseñaba que las sentimos incrementadas cuando
seguimos los impulsos que despiertan en nosotros. Por ejemplo, si vemos un oso
en un bosque, se nos disparará el miedo y lo sentiremos mucho más fuerte cuando
corremos, porque nos tendrá que generar la suficiente adrenalina para ponernos
alas en los pies.
Todas las
emociones tienen una función positiva para
la persona, por ejemplo, el miedo o la ansiedad son reacciones para enfrentarse
o huir de una amenaza, lo que seguramente ha permitido a la especie humana sobrevivir.
Incluso emociones que aparentemente nos llevan a la inacción tienen una función
positiva. Por ejemplo, la tristeza tiene la función de pedir ayuda a los demás,
porque si lloramos, despertamos en los demás la compasión y los movemos a
ayudarnos. Otro ejemplo del mismo tipo es la depresión que puede tener la
función de reducir nuestra actividad ante el agotamiento de nuestras
capacidades de lucha, con el objetivo de recuperar fuerzas.
Es lógico
que si estamos ante una amenaza y, en consecuencia, sentimos ansiedad, queramos
dejar de sentirla, fundamentalmente porque eso significará que ha desaparecido
la amenaza. En este sentido podemos calificar las emociones como negativas
cuando deseamos que desaparezcan. A la inversa, cuando queremos que permanezcan
las consideraremos positivas. Por ejemplo, si sentimos alegría porque vemos a
alguien querido, querremos mantener la emoción y, por tanto, consideramos la
alegría como positiva.
Las
emociones positivas no solamente nos provocan placer, también tienen efectos
beneficiosos en nosotros más allá de las sensaciones que nos hacen sentir. Se ha demostrado que nos hacen más creativos tanto en el
pensamiento como en la acción, neutralizan nuestras emociones negativas y
potencian nuestra capacidad de recuperar nuestros estados psicológicos normales
después las desgracias y los traumas que sufrimos. Además, la experiencia de
emociones positivas se da junto con la mejora de nuestras capacidades
personales, intelectuales, físicas, sociales y psicológicas. Se da así un
efecto de realimentación positiva que nos transforma (Hefferon y Boniwell, 2011
páginas 24 y 25).
Las
emociones negativas son inevitables en nuestra vida, siempre se dará una pérdida, un fracaso, un error, que nos las
disparará. En consecuencia la felicidad no puede depender de su ausencia, sino
del equilibrio entre la cantidad e intensidad de las emociones positivas frente
a las negativas que tengamos. Se ha realizado un modelo matemático que indica
que para que se dé el crecimiento y desarrollo de la persona se tienen que dar
las emociones positivas en una razón de 3 a 1 sobre las negativas (Fredrickson
y Losada, 2005). De aquí la importancia que damos a fomentar en
nuestros pacientes las emociones positivas para llevar una vida plena.
Qué puedo hacer para ser feliz
Gilbert y
colaboradores (2008) consideran que las emociones positivas son de dos tipos.
El primero está asociado al sistema dopaminérgico, que controla el impulso y el
esfuerzo de búsqueda. El segundo está ligado al sistema opiáceo y de la oxitocina,
que induce el confort, la relajación, el disfrute y la alegría. El primero está
asociado a la felicidad que proviene del compromiso y el sentido de la vida y
el segundo de la felicidad hedonista.
(En este
apartado resumimos y comentamos lo que propone el libro de Hefferon y Boniwell,
(2011)).
Se han
propuesto muchos métodos para incrementar la felicidad, por ejemplo, Fordyce
(1981, 1983) propone las siguientes 14 líneas de acción:
1. Estar activo y ocupado
2. Emplear más tiempo en actividades sociales
3. Ser productivo en un trabajo que tenga sentido para
nosotros.
4. Ser organizado y planificar las cosas.
5. Parar la preocupación excesiva
6. No tener muchas expectativas ni aspiraciones
7. Desarrollar una forma de pensar positiva y
optimista
8. Vivir el presente
9. Trabajar para conseguir una personalidad saludable.
10.
Fomentar una
personalidad social y extrovertida.
11.
Ser nosotros
mismos, es decir, elegir lo que hacemos y actuar de acuerdo con nuestros
pensamientos y sentimientos.
12.
Tener pocos
sentimientos negativos y problemas.
13.
Las relaciones
íntimas son la mejor fuente de felicidad, con diferencia.
14.
Valorar la
felicidad.
Las
recetas para ser feliz abundan en cualquier libro de autoayuda o en los
consejos que nos dan nuestros amigos; sin embargo, vamos a incluir en
este apartado aquellas conductas para aumentar nuestras emociones
positivas de las que se tiene constancia experimental de su eficacia:
Disfrutar-saborear, vivir el presente, la escritura expresiva, mostrar gratitud,
la generosidad y responder constructivamente a las alegrías de los demás.
:
ESTE CONTENIDO FUE EXTRAÍDO DEL BLOG http://www.psicoterapeutas.com/ser_feliz.html

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