sábado, 19 de septiembre de 2020

CÓMO HACER PARA ALCANZAR LA FELICIDAD, SEGÚN EL DR. JOSÉ ANTONIO GARCÍA HIGUERA.

 

Ser feliz: cómo alcanzar la felicidad

Este artículo se propone explicar qué dice la psicología sobre estas dos preguntas: qué es la felicidad y qué hacer para ser felices. La psicología clínica se ha centrado en paliar el sufrimiento psicológico, pero actualmente estas cuestiones que las han abordado la psicología positiva y también la terapia de aceptación y compromiso. Desde ellas se plantea qué es la felicidad y qué podemos hacer para ser felices.

                  El problema: ¿Es la falta de sufrimiento la felicidad?

Cuando sufrimos un problema psicológico llegamos a pensar que cuando desaparezca el sufrimiento que produce vamos a alcanzar la felicidad. Pero ¿es eso cierto? Cuando preguntamos a nuestros pacientes qué harán cuando superen la ansiedad o depresión o nuestro sufrimiento, que les está llevando tanto esfuerzo conseguirlo, muchas veces les parece una pregunta inútil que nunca se han planteado responder más que con una frase obvia: “Ser feliz”. Pero la felicidad no es solamente la ausencia de sufrimiento, si no existiéramos no sufriríamos; pero tampoco seríamos felices, no sentiríamos ni alegría, ni amor, ni ninguna emoción positiva, ni tampoco felicidad.

La felicidad no es solamente la ausencia de sufrimiento

La psicología clínica se queda muchas veces en el punto de paliar el sufrimiento del paciente, sin preocuparse por hacerle feliz. Por eso es conveniente que nos planteemos qué es la felicidad y qué podemos hacer para ser felices, para luchar por ello en una visión más completa de lo que la psicología clínica puede aportar a nuestra vida.

Qué es la felicidad

La felicidad es un concepto resbaladizo, no hay una definición clara de ella, actualmente el concepto de felicidad es más una teoría que un recetario sobre como alcanzarla (Hefferon y Boniwell, 2011). La psicología positiva ha dividido el problema de estudiarla en conceptos más sencillos y más asequibles, como bienestar o calidad de vida y, entre otras cosas, se ha centrado en investigar las emociones positivas, que lógicamente tienen que estar ligadas a la felicidad. Así Seligman (2002) en su libro Authentic Happiness se refiere a la vida placentera que es una vida que maximiza las emociones positivas y minimiza el dolor y las emociones negativas, como parte de la felicidad.

Seligman las estudia en tres periodos de tiempo: en el pasado, de donde surgen alegría, satisfacción y serenidad; en el presente, en el que surgen los placeres corporales, que son momentáneos y requieren aprendizaje y educación; y las emociones referidas al futuro entre las que están el optimismo, la esperanza y la fe.

Pero Seligman no se queda en el aspecto temporal de la felicidad, nos enseña que existen tres tipos de felicidad:

La felicidad hedonista, es decir, la vida placentera, unida a los goces de la vida. Las emociones positivas son centrales en esta visión de la felicidad, que ve el placer como una de sus fuentes. Entre las emociones positivas que se generan en la  búsqueda del placer cita Sligman: la alegría, la gratitud, la serenidad, la esperanza, el orgullo, la diversión, la inspiración, la sorpresa y el amor.

La felicidad que sentimos cuando estamos poniendo en marcha nuestras capacidades, comprometidos en una tarea que nos absorbe. Sentimos entonces que el tiempo se detiene, nos sentimos fluir. La sensación de fluir en la tarea hace que el tiempo transcurra veloz y las emociones positivas surgen cuando acabamos la tarea.

La felicidad de hacer algo que da sentido a nuestra vida. Se trata de hacer algo por alguien o por algo que consideramos que tiene un valor superior a nosotros mismos (Dios, la humanidad, los hijos, un ideal, un partido, etc.). Puede haber sufrimiento en lo que hacemos y las emociones positivas surgen cuando valoramos lo que hemos hecho o lo que estamos haciendo, que estará muy por encima de lo que hemos sufrido.

Para estudiar la felicidad la psicología se centra en el estudio de las emociones positivas como medio de alcanzar la felicidad y considera que surgen asociadas al placer y también al compromiso con nuestros valores y a dar sentido a nuestra vida.

En resumen, para estudiar la felicidad la psicología positiva se centra en el estudio de las emociones positivas como medio de alcanzar la felicidad y considera que surgen asociadas al placer y también al compromiso con nuestros valores y a dar sentido a nuestra vida.

Las emociones positivas

Todas las emociones nos desencadenan automáticamente disposiciones a actuar (Frijda, 1986). Lo hacen generándonos impulsos que tendemos a seguir. William James, a finales del siglo XIX, ya nos enseñaba que las sentimos incrementadas cuando seguimos los impulsos que despiertan en nosotros. Por ejemplo, si vemos un oso en un bosque, se nos disparará el miedo y lo sentiremos mucho más fuerte cuando corremos, porque nos tendrá que generar la suficiente adrenalina para ponernos alas en los pies.

Todas las emociones tienen una función positiva para la persona, por ejemplo, el miedo o la ansiedad son reacciones para enfrentarse o huir de una amenaza, lo que seguramente ha permitido a la especie humana sobrevivir. Incluso emociones que aparentemente nos llevan a la inacción tienen una función positiva. Por ejemplo, la tristeza tiene la función de pedir ayuda a los demás, porque si lloramos, despertamos en los demás la compasión y los movemos a ayudarnos. Otro ejemplo del mismo tipo es la depresión que puede tener la función de reducir nuestra actividad ante el agotamiento de nuestras capacidades de lucha, con el objetivo de recuperar fuerzas.

Es lógico que si estamos ante una amenaza y, en consecuencia, sentimos ansiedad, queramos dejar de sentirla, fundamentalmente porque eso significará que ha desaparecido la amenaza. En este sentido podemos calificar las emociones como negativas cuando deseamos que desaparezcan. A la inversa, cuando queremos que permanezcan las consideraremos positivas. Por ejemplo, si sentimos alegría porque vemos a alguien querido, querremos mantener la emoción y, por tanto, consideramos la alegría como positiva.

Las emociones positivas no solamente nos provocan placer, también tienen efectos beneficiosos en nosotros más allá de las sensaciones que nos hacen sentir. Se ha demostrado que nos hacen más creativos tanto en el pensamiento como en la acción, neutralizan nuestras emociones negativas y potencian nuestra capacidad de recuperar nuestros estados psicológicos normales después las desgracias y los traumas que sufrimos. Además, la experiencia de emociones positivas se da junto con la mejora de nuestras capacidades personales, intelectuales, físicas, sociales y psicológicas. Se da así un efecto de realimentación positiva que nos transforma (Hefferon y Boniwell, 2011 páginas 24 y 25).

Las emociones negativas son inevitables en nuestra vida, siempre se dará una pérdida, un fracaso, un error, que nos las disparará. En consecuencia la felicidad no puede depender de su ausencia, sino del equilibrio entre la cantidad e intensidad de las emociones positivas frente a las negativas que tengamos. Se ha realizado un modelo matemático que indica que para que se dé el crecimiento y desarrollo de la persona se tienen que dar las emociones positivas en una razón de 3 a 1 sobre las negativas (Fredrickson y Losada, 2005). De aquí la importancia que damos a fomentar en nuestros pacientes las emociones positivas para llevar una vida plena.

Qué puedo hacer para ser feliz

Gilbert y colaboradores (2008) consideran que las emociones positivas son de dos tipos. El primero está asociado al sistema dopaminérgico, que controla el impulso y el esfuerzo de búsqueda. El segundo está ligado al sistema opiáceo y de la oxitocina, que induce el confort, la relajación, el disfrute y la alegría. El primero está asociado a la felicidad que proviene del compromiso y el sentido de la vida y el segundo de la felicidad hedonista.

(En este apartado resumimos y comentamos lo que propone el libro de Hefferon y Boniwell, (2011)).

Se han propuesto muchos métodos para incrementar la felicidad, por ejemplo, Fordyce (1981, 1983) propone las siguientes 14 líneas de acción:

1.  Estar activo y ocupado

2.  Emplear más tiempo en actividades sociales

3.  Ser productivo en un trabajo que tenga sentido para nosotros.

4.  Ser organizado y planificar las cosas.

5.  Parar la preocupación excesiva

6.  No tener muchas expectativas ni aspiraciones

7.  Desarrollar una forma de pensar positiva y optimista

8.  Vivir el presente

9.  Trabajar para conseguir una personalidad saludable.

10.             Fomentar una personalidad social y extrovertida.

11.             Ser nosotros mismos, es decir, elegir lo que hacemos y actuar de acuerdo con nuestros pensamientos y sentimientos.

12.             Tener pocos sentimientos negativos y problemas.

13.             Las relaciones íntimas son la mejor fuente de felicidad, con diferencia.

14.             Valorar la felicidad.

Las recetas para ser feliz abundan en cualquier libro de autoayuda o en los consejos que nos dan nuestros amigos; sin embargo,  vamos a incluir en este apartado aquellas conductas para aumentar nuestras emociones positivas de las que se tiene constancia experimental de su eficacia: Disfrutar-saborear, vivir el presente, la escritura expresiva, mostrar gratitud, la generosidad y responder constructivamente a las alegrías de los demás.

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 ESTE CONTENIDO FUE EXTRAÍDO DEL BLOG http://www.psicoterapeutas.com/ser_feliz.html

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